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Hispania y los godos antes del reino de Toledo

  • Santiago Castellanos

    Es Profesor titular de Historia Antigua en la Universidad de León, y Doctor en Historia por la Universidad de Salamanca. Ha sido 'Invited scholar' en la Universidad de Oxford, y 'Guest Research Professor' en la Universidad de Notre Dame, en Estados Unidos. Ha dirigido proyectos de investigación financiados por el Ministerio de Economía, de Ciencia, y de Educación. Autor de decenas de artículos en revistas científicas nacionales e internacionales, y de ensayos históricos en prestigiosas editoriales españolas, siendo el último de ellos 'The Visigothic Kingdom in Iberia', University of Pennsylvania Press, Estados Unidos. Ha impartido conferencias plenarias en Nueva York, Chicago, Princeton, Florida, Alemania, Oxford, Londres, e Italia.

En ocasiones, las etiquetas históricas pueden provocar una sensación equívoca. La que proporciona el contraste entre una imagen fija y la dinámica histórica. Empleamos la etiqueta Hispania visigoda para referirnos a la etapa histórica de los siglos VI, VII, y comienzos del VII. Pero ni los godos eran un pueblo único que siempre hubiera estado formado como tal, ni su estancia en Hispania fue producto de un chasquido. Nos interesa aclarar las presencias de los godos en Hispania antes del reino visigodo de Toledo. Podemos hablar de dicha expresión a partir del siglo VI. Basten las siguientes líneas para sintetizar y, al tiempo, alertar sobre las claves de esa sensación equívoca.

Todo tiene un final: el Imperio e Hispania romana

Hispania fue parte del mundo romano durante siglos. Desde las guerras de la República romana contra Cartago, Roma fue imponiendo su sistema provincial, fiscal, administrativo, político en suma. Sin embargo, el final del Imperio romano en Occidente supuso el colapso de la Hispania romana como parte integrante de un todo. Hay que decir que no se trató, ni mucho menos, de un proceso rápido ni repentino.

Ya desde los comienzos del siglo V d. C. el control imperial en Hispania fue quedando erosionado. La corte del emperador Honorio tenía muchos frentes abiertos en toda Europa. Uno de ellos era Hispania, puesto que suevos, vándalos y alanos habían cruzado los Pirineos en 409. En realidad, dicho movimiento formaba parte de un contexto de inestabilidad en el que se mezclaban usurpaciones militares propiamente romanas contra el emperador.

La incapacidad para hacer frente a todos los problemas condujo a la corte imperial a echar mano de otros bárbaros, los godos. Este grupo, formado como una amalgama de aluvión de distintas procedencias, había llegado a las Galias. Para llegar allí, habían cruzado el limes (la frontera) del Danubio, en 376; habían derrotado a las tropas imperiales dos años después; y, ya comandados por Alarico, habían saqueado la mismísima ciudad de Roma en 410. Ataúlfo los sacó de Italia hacia la Galia, y los terminó llevando a Hispania.

Primera estancia goda en Hispania

La estancia de los godos en Hispania comenzó con aquella experiencia en la actual Barcelona en 415. Pero fue efímera: Ataúlfo fue asesinado, también lo fue su sucesor, y el siguiente rey, Wallia, pactó con la corte imperial. Durante dos o tres años los godos se enfrentaron a esos otros pueblos bárbaros que habían penetrado en Hispania, con resultado desigual que no podemos detallar aquí. Una vez concluidas esas campañas de 416 y 417, ya en 418 los godos fueron asentados en la Galia. El Imperio reconocía su reino en el propio suelo romano. Comenzaba así el reino godo en el sur de las Galias, con capital en Tolosa, la actual Toulouse.

Desde la Galia. Planteamiento previo

El hecho de que los godos se asentasen en la Galia no implica que no les interesara Hispania. De hecho, desde la Galia acudirán en reiteradas ocasiones a Hispania durante el siglo V. Y lo harán al servicio de Roma. Al menos en principio. Porque en otras ocasiones, sobre todo ya avanzado el siglo, tomarán sus propias decisiones que, poco a poco, les conducirán a sus propias estrategias. No voy a detallar todas las estancias godas en Hispania en el siglo V. Solamente mencionaré alguna que me parece determinante para comprender por qué los godos, cuando finalmente se asentasen en Hispania en el siglo VI, ya tenían conocimiento y, probablemente, bases anteriores.

Al servicio de Roma. Pero no tanto

Por ejemplo, en 456 los godos acuden a Hispania desde las Galias. Lo hacían en calidad de aliados del Imperio. De hecho, ellos habían sido el apoyo para que un aristócrata galorromano, Avito, fuera reconocido como emperador. Los envió a Hispania para enfrentarse a los suevos. Éstos habían entrado con vándalos y alanos casi medio siglo antes, pero lograron sobrevivir a las campañas godas y consolidar su reino en el Noroeste. No solo eso, sino que expandieron su reino hacia el sur y el este de Hispania. La expedición goda estuvo comandada nada menos que por su rey, Teodorico II. Vencieron a los suevos cerca de la actual Astorga, y pasaron aquel invierno en Mérida. Sabemos que, en el regreso a las Galias, hubo ciertos desmanes cometidos en algunas ciudades del camino. Pero aquella presencia en Mérida fue, probablemente, el inicio de una estancia goda en la que había sido la sede del vicarius Hispaniarum, el jefe de la administración imperial en Hispania. Así que la ciudad fue una suerte de capital de la Hispania tardorromana. Años después, ya a comienzos de la década de los setenta, los generales del rey Eurico llevaron a cabo campañas en la Tarraconense, logrando el control de algunos enclaves. Al poco, el Imperio romano de Occidente ya no existía.

Después de Roma

El hijo de Eurico, Alarico II, ordenó algunas expediciones a la Tarraconense. Sabemos, sobre la base de algunas fuentes ciertamente difíciles de interpretar, que hubo presencia goda en algunas ciudades de costa de la vieja provincia romana, la última en poder imperial.

Este rey godo fue derrotado en una batalla en las Galias en 507. Para entonces, es muy probable que algunos contingentes godos ya se hubieran ido asentando en Hispania sobre las bases iniciadas en el siglo V.  Jamás lograron los godos, pese a lo que se ha dicho, controlar toda Hispania en el siglo V. Pero sí desplegaron algunas guarniciones: probablemente en Mérida y casi con certeza en algunas ciudades de la Tarraconense. Tal sería la base para la posterior migración más numerosa, después de la derrota ante los francos.

Fue el inicio de otra etapa: la de la construcción paulatina del reino visigodo de Hispania.

Ensayo sobre los visigodos:

https://www.sintesis.com/temas%20de%20historia%20antigua-357/los%20visigodos-ebook-2592.html

Novela de recentísima aparición sobre la Hispania visigoda:

https://www.edhasa.es/libros/1393/rey-de-los-godos

  • Santiago Castellanos

    Es Profesor titular de Historia Antigua en la Universidad de León, y Doctor en Historia por la Universidad de Salamanca. Ha sido 'Invited scholar' en la Universidad de Oxford, y 'Guest Research Professor' en la Universidad de Notre Dame, en Estados Unidos. Ha dirigido proyectos de investigación financiados por el Ministerio de Economía, de Ciencia, y de Educación. Autor de decenas de artículos en revistas científicas nacionales e internacionales, y de ensayos históricos en prestigiosas editoriales españolas, siendo el último de ellos 'The Visigothic Kingdom in Iberia', University of Pennsylvania Press, Estados Unidos. Ha impartido conferencias plenarias en Nueva York, Chicago, Princeton, Florida, Alemania, Oxford, Londres, e Italia.

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