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Ndutupai: tras la huella de los primeros humanos modernos en la Garganta de Olduvai

  • José Manuel Maíllo Fernández

    Profesor del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UNED y director del proyecto NDUTUPAI. Licenciado en Geografía e Historia (especialidad de Prehistoria) por la Universidad Complutense de Madrid. Doctor en Prehistoria por la UNED. Su principal línea de investigación es la Transición entre el Paleolítico Medio y el Superior en la región cantábrica. Ha obtenido, entre otros, los Premios «Jóvenes Investigadores del Banco de Santander en 2008» Y «Jóvenes Profesores del Banco de Santander en 2010».

No es casualidad que la Garganta de Olduvai sea también conocida como la Cuna de la Humanidad, debido a la gran cantidad, y calidad, de restos fósiles y yacimientos arqueológicos que alberga. Ya descubierta en 1911 por Wilhem Kattwinkel, no sería hasta 1931, con el comienzo de los trabajos llevados a cabo por Louis Leakey, acompañado por Mary Leakey a partir de 1935, que marcaría el actual devenir de la evolución humana, con el descubrimiento de un rosario de fósiles humanos, en este mismo lugar, en el norte de Tanzania.

La garganta de Olduvai es el resultado de la erosión del río estacional del mismo nombre, el cual discurre a través de los escasos treintaicinco kilómetros que van desde el lago Ndutu, al oeste, hasta la depresión del Olbalbal, en el este. El río es el producto de una basculación tectónica que acabó con el lago que ocupaba la zona desde hacía poco más de dos millones de años. Ésto, a su vez, mostró todas esas ocupaciones humanas cubiertas durante miles de años, gracias a la erosión.

Vista de la zona central de la Garganta de Olduvai (foto de Raquel Asiaín)

Sin embargo, la abrumadora evidencia arqueológica que corresponde a los primeros pasos de la Humanidad, protagonizada por Homo habilis y Homo ergaster, con las industrias o culturas Olduvayense y Achelense, eclipsaron los restos arqueológicos dejados en la Garganta por nuestra especie, Homo sapiens, a la que la investigación arqueológica ha prestado escasa atención.

Tomando las escasas referencias a la industria de los primeros Homo sapiens en la zona, denominada de manera genérica para todo el continente como Middle Stone Age (MSA) y Later Stone Age (LSA), decidimos abordar el estudio de las ocupaciones de nuestra especie en la Garganta y apoyarnos en las evidencias regionales para darles contexto. La MSA, equivalente al Paleolítico medio europeo, abarcaría genéricamente en el este de África desde hace trescientos mil a cuarenta mil años y, la LSA, equiparable al Paleolítico superior europeo, entre cuarenta mil y hace varios milenios, con la llegada de la Edad del Hierro.

Con esa intención nació el proyecto Ndutupai, cuyo objetivo final es conocer la dinámica de ocupación de los primeros Homo sapiens en la garganta de Olduvai, pero, también, de manera más general, en el norte de Tanzania.

Para ello, en primer lugar, se hizo un trabajo de prospección superficial en diferentes zonas de la Garganta para localizar yacimientos arqueológicos que pudiesen ser excavados y así obtener la información necesaria para nuestro objetivo. En este sentido, hemos conseguido localizar dos yacimientos inéditos. El primero de ellos es VCS (Victoria Cabrera Site) que, pese a tener muy pocos restos arqueológicos, ha supuesto el primer yacimiento con una ocupación humana de la MSA en estratigrafía, y datado, de toda la garganta de Olduvai. Nuestros antepasados merodearon una de las orillas del río Olduvai hace entre 80 y 70 mil años.

El otro yacimiento, que aún no se ha podido datar, pero para el que los análisis geológicos indican que es un poco más antiguo que VCS, está aún en estudio y lo hemos denominado DGS (Dorothy Garrod Site). DGS presenta una gran acumulación de artefactos líticos asociados a restos de fauna de la familia de los Alcelaphini, como los ñus, de los Hippotragini, como los antílopes, o de los Equidae, como las cebras, con evidencias de manipulación antrópica, tales como fracturas para acceder al tuétano, o evidencias de cremación. En este yacimiento, que no está muy lejano del río, alrededor de unos cien metros, los grupos humanos hicieron sus actividades sobre un sedimento eólico traído por el viento y erosionado de algunas de las erupciones de los volcanes que circunda la zona.

Vista general de DGS.

Gracias a estos dos yacimientos sabemos que los grupos de Homo sapiens habitaban de manera intensa la Garganta durante la MSA; realizaban artefactos de piedra en cuarzo, basalto o fonolita, que recogían en un radio de unos cinco kilómetros máximo. También sabemos que tenían una tecnología compleja para hacer herramientas para su día a día, y que convivían en un clima de sabana, similar al actual, con especies animales como ñus, cebras, avestruces o antílopes, algunas consumidas y otras no.

Por otro lado, para conocer el siguiente periodo, la LSA, nuestro equipo ha trabajado en otro yacimiento ya conocido desde los 70, denominado Naisiusiu. Aquí, el trabajo está mucho menos desarrollado, pero podemos avanzar que existen cambios sustanciales en relación con la MSA. En primer lugar, aunque se sigue usando cuarzo, la materia prima más empleada para hacer los artefactos líticos fue el sílex, que se puede obtener en el propio lecho del río Olduvai y, en menor medida, la obsidiana, que procede del lago Naivasha en Kenia. Además, los métodos para tallar la piedra fueron muy diferentes, conceptualmente, y se buscó obtener soportes alargados y finos, denominados láminas, que son típicas del periodo, con el que hacían puntas de venablos y otras herramientas para el día a día.

Pero estas conclusiones provisionales, estarían huérfanas si no ampliásemos el foco a la región del norte de Tanzania. La MSA y LSA regional, estudiadas por Michael Mehlman en los primeros años de la década de los setenta del siglo XX, se caracterizaban a partir de dos yacimientos: Mumba y Nasera.

Foto de la excavación de Nasera en 2023.

El abrigo de Mumba, a orillas del lago Eyasi, en pleno territorio Hadza, está a cuarenta kilómetros al sur de Olduvai, con una secuencia cultural que empieza en el inicio de la MSA y termina con la Edad del Hierro. En definitiva, un lugar que sirvió de asentamiento desde hace cien mil años hasta hace apenas tres siglos. Aquí, nuestro equipo ha analizado algunas colecciones de inicios de la MSA, material que permanecía inédito desde su excavación, a finales de los setenta, y que nos sirve para caracterizar el inicio de nuestro periodo de estudio.

El otro yacimiento clave es el abrigo de Nasera, en este caso treinta kilómetros al norte de Olduvai. Este abrigo, que está en una gran roca de gneiss, en la estribación este del Serengueti, también tiene una larga evidencia de ocupaciones humanas, desde hace unos setenta mil años hasta hace décadas, puesto que ha sido utilizado para guardar ganado por los grupos de masais locales. Aquí nuestra intervención ha sido doble. En primer lugar, analizar los materiales arqueológicos ya excavados por Melhman en los setenta y, en segundo lugar, la excavación del yacimiento. Gracias a ello hemos obtenido muestras geológicas y nuevas dataciones, con la intención de poner al día al yacimiento, casi medio siglo después, y excavar una fase de inicios de la LSA. En ambos casos, los resultados nos servirán para poder comparar culturalmente y ubicar estas ocupaciones en relación con las de Olduvai.

Vista General del abrigo de Nasera en el inselberg del mismo nombre.

En resumen, el análisis de los diferentes horizontes culturales, de sus herramientas, de los métodos para hacerlas, además del análisis de la fauna cazada, la sedimentología o las dataciones radiométricas que estamos realizando, serán el conjunto de datos que nos permitirán, a medio plazo, entender las dinámicas de población en esta región, esencial para conocer la evolución del género humano.

Enlaces:

Artículo científico:

http://link.springer.com/article/10.1007/s12520-022-01644-w

Documental:

http://www.youtube.com/watch?v=eEj8gh8mVUI

  • José Manuel Maíllo Fernández

    Profesor del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UNED y director del proyecto NDUTUPAI. Licenciado en Geografía e Historia (especialidad de Prehistoria) por la Universidad Complutense de Madrid. Doctor en Prehistoria por la UNED. Su principal línea de investigación es la Transición entre el Paleolítico Medio y el Superior en la región cantábrica. Ha obtenido, entre otros, los Premios «Jóvenes Investigadores del Banco de Santander en 2008» Y «Jóvenes Profesores del Banco de Santander en 2010».

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